El periodo de recesión vivido a lo largo de los últimos años, estimuló en las organizaciones la necesidad de ver hacia dentro y entender cómo se pueden volver cada vez más rentables y competitivas. Con este objetivo, cada vez más empresas implementan estrategias de mejora continua. Tal como ocurre en diferentes áreas del contexto empresarial, la implementación de una estrategia de mejora continua ha de considerarse como un proceso continuo.
En otras palabras: la aplicación de la mejora continua es crucial siendo determinante que se siga su ritmo de forma frecuente. Tan importante como aplicarla, es auditar y evaluar si las actividades definidas se implementan de forma eficaz y de acuerdo con los objetivos trazados. En este contexto, siguen a continuación una serie de pasos a ejecutar para poner en marcha un sistema eficaz de auditoría orientado para la mejora continua de procesos.
1. ¿Porqué implementar un sistema de auditoría a la mejora continua?
El sistema de auditoría permite comparar la aplicación y resultados de la mejora continua en las distintas áreas de la organización, permitiendo también acelerar la curva de aprendizaje de los equipos a través de compartir buenas prácticas.
2. ¿Qué debe auditarse?
Esencialmente cuatro puntos: los principios (verificación de aprendizaje y cultura Kaizen), las herramientas (implementación de las metodologías), los procesos (método estructurado para evaluación de las herramientas) y los resultados (obtención de resultados alineados con la estrategia de mejora continua).
3. ¿Cuándo podemos poner en práctica la auditoría?
Las auditorías pueden llevarse a cabo en cualquier estado de madurez de mejora continua de las organizaciones. La auditoría debe ser objetivo de una revisión periódica al modelo inicialmente diseñado para garantizar que está ajustada a las necesidades.
4. ¿Qué resultados prácticos provienen de la auditoría?
La adopción de esta técnica permite comparar y compartir las buenas prácticas de implementación entre áreas y equipos, en un contexto de benchmarking y competición saludable. Más allá de esto, identifica planes de acción orientados a las necesidades reales de los equipos en lo que respecta a la mejora continua, permitiendo un crecimiento enfocado y orientado. Otra de las ventajas que se consigue con el hecho de ofrecer una oportunidad al equipo interno de observar las mejores prácticas desarrolladas en la organización, estimulando también la nivelación del conocimiento entre equipos.
