Una imagen vale más que mil palabras

Una imagen vale más que mil palabras

"Una imagen vale más que mil palabras" Esta frase nunca tuvo más sentido que hoy en día– que las personas tienen cada vez menos tiempo para leer la cantidad estratosférica de información que les bombardea a cada instante. En el contexto empresarial, así como en el día a día, las imágenes – ya sean vídeos, fotografías o gráficos- son hoy, lo que fueron los titulares de un periódico hace algunas décadas.

Son innumerables los hechos, muchos de ellos científicamente probados, que demuestran porqué la visión es el sentido que mejor encaja con el arte de la gestión. Si no, veamos:

- La capacidad de ver e interpretar lo que nos rodea es innata al cerebro humano;

- Más del 80 por ciento de la información se recibe a través de la visión;

- El cerebro humano procesa imagenes 60 mil veces más rápido que texto.

Es en este contexto, en que cada vez más organizaciones buscan el más rápido y eficaz entendimiento de la información y reducción de fallos de comunicación, comienzan a dar prioridad a la gestión visual. Existen distintas formas de transmitir información de forma visual, desde gráficos, esquemas, cuadros y murales, señalización, post its o KANBAN.

Entre los distintos tipos de gestión visual, se encuentra el que presenta datos de operación, como el caso de los indicadores. Otro tipo es el utilizado para informar acerca de patrones o reglas, como señales de tránsito. La gestión visual también se puede usar para representar la estructura organizacional, analizar problemas y seguir el flujo de tareas.

Así como existen numerosas formas de poner en práctica la gestión visual, esta herramienta acarrea muchas ventajas. La gestión visual permite:

- Controlar procesos,

- Identificar problemas,

- Comunicar de forma sencilla y asertiva,

- Elevar la mejora continua de los procesos

- Estipular la prioridad de tareas

- Aumentar la eficiencia en la resolución de problemas

- Promover la colaboración entre el equipo

- Mejorar la comunicación

Más allá de la gestión visual dentro de cada proyecto, el recurso a formatos de trabajo visuales, se puede integrar con mucha facilidad en otras actividades como, por ejemplo, eventos internos. La utilización de cuadros, gráficos o imágenes son ejemplos de formatos que, también en contexto de reuniones y presentaciones, facilitan la integración entre participantes y ayudan a desencadenar un rápido feedback por parte del público. Alta eficiencia, buena calidad y bajo absentismo son algunos de los efectos desencadenados en los trabajadores que operan en ambientes donde impera la gestión visual.

Frente a tales evidencias, es una clara adaptación a la realidad organizacional de la cita “ver para creer”, siendo más importante “ver para motivar, implicar y mejorar”.

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